Dicen que las crisis nos despiertan, y así fue en mi caso. Un largo proceso de ansiedad que desgastó profundamente mi cuerpo. Durante casi dos años tuve que parar mi vida por completo, porque cualquier pequeño esfuerzo me hacía enfermar. Fue lo que en psicología se conoce como un colapso del sistema nervioso. Vivía en una hiperactivación constante. Adicta a la productividad, siempre pendiente de complacer a los demás, de ser quien se esperaba que fuera. El cuerpo no puede sostener esos estados de alta exigencia durante tanto tiempo… así qu etermina colapsándose. Se apaga. Se enferma.

En medio de ese parón forzoso, me di cuenta de lo desconectada que estaba de mi autenticidad, y de lo difícil que me había resultado encontrar calma en este mundo acelerado, lleno de ruido y exigencia.

Necesitamos volver a nosotros.

A nuestra esencia.

A nuestra calma original.

Y si hay algo que he aprendido, es que juntos es más fácil.

Por eso nace El Club de la Calma: como un espacio para volver a nuestro estado natural de ser. Desde la conexión, desde el disfrute, desde la seguridad de nuestros cuerpos.

Os abrazo,